CRÓNICA 7. EL PÓRTICO DE LOS MARISCALES.
Había dejado de llover y seguí callejeando. Aún había bastante luz, así que continué descubriendo el lento caminar de algunos/as muniqueses y la onmipresentes bicicletas. Las fachadas de los edificios y su interior, me sorprendían. Lo observaba todo con ojos curiosos, tratando de situarme en la época de su construcción. Todos los detalles lograban despertar mi interés. Me encantó descubrir en ese lugar que siempre busco y acabo encontrando, el monje que es uno de los símbolos de esa ciudad.