viernes, 27 de noviembre de 2015

MÚSICA. PROYECTO OCNOS. 1ª PARTE.

Un inmenso placer escuchar el Concierto del Proyecto OCNOS en el Ateneo de Mairena del Aljarafe de la mano de estos geniales artistas: Rocío de Frutos (soprano), Gustavo A. Domínguez (clarinete) y Pedro Rojas (guitarra).


lunes, 16 de noviembre de 2015

#CRÓNICA 16 #MUSEO DE ARTE RUPESTRE #ALTA


Terminé de recorrer el sendero admirando la flora de este mágico lugar. 

Me sorprendía verlas florecer en ese clima tan frío. Las imágenes eran tan bonitas, que si entornaba un poco los ojos, podía verlas como hermosas pinturas.







Mi recorrido terminó con la llegada al Edificio del Museo. Era la hora de almorzar. Me senté cómodamente en la silla y comí mientras contemplaba como la lluvia arreciaba, golpeando con fuerza en los grandes ventanales. Luego, recorrí palmo a palmo la sala del museo. Admirando los grabados, las pinceladas de la vida cotidiana del crudo invierno, sus objetos...













"Los grabados rupestres de Alta, indican que éste era un lugar de encuentro religioso a finales de la Edad de Piedra y a principios de la Edad de Hierro, y describen algunas de las creencias que mantenía la gente desde la costa a las regiones del interior. Muchos se reunían en este punto varias veces durante el año, probablemente relacionados con viajes nómadas estacionales y ceremonias rituales.
Estos grabados, que fueron realizados sobre roca dura utilizando una piedra como cincel y otra piedra como cuerno o martillo, atestiguan una cultura de cazadores-recolectores que controlaban manadas de renos, fabricaban barcas y vallas, utilizaban herramientas y equipos de pesca y celebraban ceremonias rituales que incluían la veneración del oso y otros animales sagrados. 

En el Museo también se puede ver una visión de los dioses sami en el grabado Runebommen (tambor mágico)"
Lo admiré en cuanto lo vi y al empaparme de toda su historia, mi imaginó voló. 



Mi vista terminó con una breve visita a la carísima tienda del museo. Hubiera comprado una pequeña reproducción de un grabado, pero el precio era carísimo. Así que me conformé con otro bello recuerdo, un poco más barato.



...CONTINUARÁ...

domingo, 8 de noviembre de 2015

#CRÓNICA 15 #GRABADOSRUPESTRES #ALTA

Visitar los Grabados Rupestres en Alta que son Patrimonio de la UNESCO, era otro de los momentos más deseados de mi viaje.


Después de un merecido descanso relatado en la crónica anterior, seguí mi viaje. Nuevamente el maravilloso paisaje me sorprendía a cada metro que recorría. El agua omnipresente en todo el recorrido, con su discurrir por los ríos, los colores... todo hacía que mis ojos apenas pudieran parpadear. No quería perder ni un instante de esas maravillosas postales que se mostraban ante mi, una tras otra. 

Y apareció ella... la lluvia... Incansable en estos territorios. Imparable a lo largo de los siguinetes kilómetros hasta llegar a Alta. Proporcionándome también, estampas únicas.



Sobre las una y media de la tarde, empezaba mi recorrido bajo el paraguas y bajo una intensa lluvia, por ese genial museo al aire libre. Los primeros metros caminando por el sendero de madera los recorrí lentamente. Me gustaba el intenso olor a lluvia, las rocas que encontraba, mirando y mirando y tratando de encontrar, no sabía muy bien qué.


Mi impaciencia terminó en cuanto me situé ante uno de los grabados. Rápidamente lo ví y no paré de mirarlo y remirarlo. Mi imaginó voló. La realidad de la intensa lluvia y la dificultad que me suponía llevar en una mano el mango del paraguas y en la otra mi cámara compacta,  intentando protegerla al máximo de la lluvia, me devolvió al grababo. Me lamentaba, a ratos, de esa incomodidad y de lo que me hubiera gustado ver esos grabados con los matices luces-sombras de un día despejado con sol. Mientras tanto, mi réflex descansaba muy bien protegida en el fondo de la bolsa. 



Seguí caminando y pude ver una impresionante roca llena de grabados. En esta ocasión se veían mejor por esa sustancia de color naranja con la que los habían rellenado. Yo hubiera preferido verlos en su estado natural. Pero aún así, me fascinaba cómo habían aprovechado tan maravillosamente las rocas para realizar tanta diversidad de grabados.





Y la figura humana, captó mi atención, estaba presente en esas piedras realizando tareas de su vida cotidiana. Un placer para mí estar allí delante de esa exposición rupestre.



Continué mi recorrido tratando de sentir la magia del lugar, esa especie de energía positiva que me hacía sonreír y caminar como flotando. El sonido de las gotas de agua en mi paraguas, se había adueñado de casi todos los sonidos del entorno. Pero acabé por integrarlas, por asumirlas...Y volví nuevamente al placer de descubrir otros grabados, otras figuras...


El tiempo corrió rápidamente y tocaba volver. El rumor del mar se imponía al de la lluvia. Estaba a poco metros y hasta ese momento, no había reparado en su presencia. El intenso verde resaltaba entre las gotas de lluvia y las decenas de colores de las flores, poblaban el sendero de vuelta. 





La lluvia no paró en todo el tiempo, pero mis zapatos de lluvia aguantaron estoicamente esa prueba. Mis pies permanecían secos y mis ojos no. Unas pequeñas lágrimas de felicidad y emoción se escaparon de ellos al mirar hacia atrás y ver otro de mis sueños hecho realidad.




...CONTINUARÁ...

lunes, 2 de noviembre de 2015

#CRÓNICA 14. DE #HONNINGSVAG A #ALTA

La Crónica 14 de Honningsvag a Alta, comienza justo en el punto en el que termina la Crónica 13.

...pasada la una y media de la madrugada, llegaba al hotel... 





Antes de dormir, me volví a sentar tranquilamente en la ventana a contemplar esas primeras luces envolventes que el sol de media noche me había regalado. Cogí mi cámara y lo fotografié. Me acosté y me dormí.

Tenía muchísimo sueño, cuando a las ocho de la mañana, tocó el despertador. Me levanté y volví a mi lugar preferido, a la ventana. La luz seguía siendo espectacular. Algunos reflejos menos en el agua, pero la imagen parecía la misma. 


Observar por algunos minutos el tránsito de distintos tipos de barcos por las azules aguas era la mejor visión que podía esperar a esas horas de la mañana.


A las nueve y treinta aproximadamente, salía del hotel rumbo a Alta, en mi cuarto día de viaje por tierras laponas. Poco antes de las diez de mañana, volví a cruzar el Túnel subterráneo de Kafjord. 

De nuevo, empezaba a disfrutar de la inmensidad del Océano, de los maravillosos paisajes, del color rojo de las casas de madera, de los reflejos pictóricos en las cristalinas aguas,  de las montañas lejanas...



Una pequeña parada para admirar este increíble paisaje lleno de encanto y cotidianeidad, la isla mínima, los colores de las flores y la luz maravillosa que lo envolvía... El tiempo parecía correr demasiado cuando al mirar el reloj, me dí cuenta de lo rápido que había pasado.





El caminar seguía su curso... el disfrute permanentemente garantizado con sólo abrir los ojos y mirar... mi cámara tan anganchada al paisaje, como mi corazón.




Los matices del agua a lo largo de todo el recorrido eran ilimitados, incontables... Desde el turquesa de esa playa, al azul grisáceo pasando por los verdosos , los celestes. los blanquecinos, los plateados...




Y también el recorrido me sorprendió con las rocas, que al mirarlas me devolvían distintos tipos de líneas, de texturas, de caras que parecían salir a mi encuentro... las simetrías se dibujaban perfectamente permitiéndome disfrutar de ellas...




Ellos, los renos, también formaban parte de la sorpresa en muchos tramos de la carretera. Carretera apenas transitada. Podía imaginármelas en invierno cubiertas de nieve y esos renos, transitando por ellas bajo las copiosas nevadas.


Una parada más. Este coqueto lugar, del que no recuerdo el nombre, me permitió dar un buen paseo, oler la intensidad del océano, sentir en mi piel el agua helada, fotografiar decenas de detalles curiosos y sorprendentes... Y sobre todo, conocer un poco más del pulso diario y de la vida de sus habitantes.







...CONTINUARÁ...